La Secretaría de Salud, DOIHI y el HRAEI
La corrupción perfecta
Valentín Cardona
Primera parte
La Secretaría de Salud es el ente del gobierno Federal encargado de
engendrar políticas de salud y de llevar salud de calidad a todos los
mexicanos. Dirigida y representada por Mercedes Juan López, la Secretaría navega
sin rumbo fijo y de tumbo en tumbo, sin metas fijas para el bienestar y el
futuro de los mexicanos. Quizá la única “carta” de Mercedes Juan ante Enrique
Peña Nieto, lo fue el pago de favores y de apoyos a su campaña presidencial
desde la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) y así, Peña Nieto en el
pecado está cargando supenitencia.
Desarrollo y Operación de Infraestructura Hospitalaria
de Ixtapaluca S.A.P.I. de C.V. (DOIHI), es una empresa descendiente de un complejo
“consorcio” y del entramado de oscuros mecanismos financieros y legales; fue formada
para “desarrollar y operar infraestructura hospitalaria” en sociedad con la
Secretaría de Salud. La conjunción de empresas nacionales y extranjeras y sus movimientos
financieros con la banca nacional, internacional y la Bolsa Mexicana de Valores
son muy difíciles de seguir.Que cárteles ni que ocho cuartos, se la saben de
todas todas.
El Hospital Regional de Alta Especialidad de
Ixtapaluca (HRAEI), fue concebido mucho antes del Calderonismo, pero hecho
realidad en ese régimen tras su inauguración el jueves 29 de marzo de 2012.
Felipe Calderón destacó entonces que el HRAEI fuese el “hospital más grande
construido durante su administración”…, una gran obra, dijo, “para beneficio de
la gente más pobre”…
Dos años después y a pesar de los millonarios recursos
que la Secretaría de Salud eroga mensualmente para la manutención del DOIHI y
del HRAEI, Peña Nieto se resiste a voltear
hacia abajo, quizá entretenido con sus reformas “estructurales”. Con el desconocimiento
y complicidad de la señora Funsalud, el HRAEI enfrenta sus días de más penuria,
no se ocupa ni al 10 por ciento de su capacidad, carece de insumos, de
medicamentos y de personal y mucho menos sirve para atender “a la gente más
pobre” del país. Es un negocio para unos cuantos.
Y eso que para controlar a los institutos
nacionales y los hospitales de alta especialidad, Juan López encabeza al menos a
dos monstruos que solo sirven para mantener tranquila una jauría impresionante
de personas acostumbradas a vivir del erario público, así como a recomendados,
aviadores y parásitos gubernamentales. Se trata de la Comisión Coordinadora de
Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad y de la
Dirección General de la Coordinación de Hospitales Regionales de Alta
Especialidad.
Hoy, el HRAEI se encuentra convertido en un elefante
blanco, es un costal sin fondo. Los servicios que ofrece a los “usuarios” se
presumen como de primera y activos, pero algunos no se han echado a andar ; hay
equipo “de alta tecnología” descompuesto
o inservible e instalaciones defectuosas que no pasan las normas de calidad y
todo por la inmisericordia de DOIHI en complicidad con Heberto Arboleya Casanova,
sí, el director del hospital que en los hechos es casi dueño del mismo.
Arboleya Casanova mantuvo un sospechoso silencio, le
bastaron dos palabras mágicas -“sin comentarios”-, para permitir a DOIHI
ingresar a la Bolsa Mexicana de Valores para hacerse de una fortuna inmoral de
casi mil 900 millones de pesos. Pobres inversionistas, pobres mexicanos
“pobres”.
La trama
De acuerdo con información pública, el 11 de agosto de 2009 se firmó un
contrato “PPS”, que significa, según DOIHI, el Contrato de Prestación
de Servicios No. 00012003-
001-08
de fecha 11 de agosto de 2009 celebrado entre el Fideicomitente y la
Secretaría,
conforme el mismo ha sido modificado mediante primer convenio
modificatorio
de fecha 28 de enero de 2010, segundo convenio modificatorio de
fecha
6 de diciembre de 2010, tercer convenio modificatorio de fecha 31 de
mayo
de 2011, cuarto convenio modificatorio de fecha 17 de octubre de 2011 y
quinto
convenio modificatorio de fecha 16 de diciembre de 2011.
Y en las modificaciones favorables a DOIHI, ni
una palabra de las Secretarías de Salud, de la Función Pública y mucho menos
del director del HRAEI Arboleya Casanova. La corrupción perfecta, pues. Es más,
es tal la oscuridad que la Función Pública no ha querido o no ha podido nombrar
algún “Órgano Interno de Control” en el hospital.
Para cumplir los efectos del contrato “PPS” se
formó un consorcio constituido por las empresas Constructora y
Edificadora, GÍA+A, S.A. de C.V., Assignia Infraestructuras, S.A. y Eductrade,
S.A.
De todo el entramado solo se conoce que GIA
es una empresa “100% mexicana dedicada a la infraestructura y construcción”,
los nombres de los accionistas mayoritarios se reservan en el anonimato. Sin
embargo, GIA presume al HRAEI como una de sus mayores obras y logros. De hecho,
la construcción del HRAEI repercutió en sus informes financieros anuales en un
incremento de varios miles de millones de pesos en sus ventas.
Por su parte, Assignia Infraestructuras es
una empresa española subsidiaria o perteneciente al gigante Essentium, que
presume como logros inmediatos un contrato mayúsculo de perforación de pozos
para Petroleos Mexicanos (Pemex), el mantenimiento
integral de los ferrocarriles de la ruta Buenavista – Cuautilán, la concesión para la prestación de servicios en
el Hospital de Alta Especialidad de Ixtapaluca y la modernización y ampliación
de la Carretera Federal # 2, tramo: Sonoyta-Río Colorado, entre otros.Essentium
es un gigante español internacional dedicado “a la construcción, la
infraestructura y la prestación de servicios”.
Pero si GIA y Essentium presumen y compiten por ser el
mejor, Eductrade, S.A., no se queda atrás. Según información de Eductrade
disponible públicamente,se sabe que esta empresa gallega se formó “con vocación
de servicio”, y que se dedica al “desarrollo social, la sostenibilidad
económica, el fortalecimiento de las administraciones públicas, la mejora de la
salud y la educación…, en resumen, una empresa de consultoría y servicios para
el desarrollo”
Y por si quedara alguna duda sobre la humildad de la filosofía
de Eductrade, remata en su página de Internet con su yugo de 500 años:
“Aspiramos a convertirnos en precursores del desarrollo sostenible de los
países en evolución, alcanzando posiciones de liderazgo y rentabilidad a nivel
mundial…”
Pero no es todo, quizá el dato más importante radica en la
explotación de los recursos que erogan el gobierno federal y la Secretaria de Salud y por lo que no
alcanza para cubrir las necesidades básicas de salud de los “pobres mexicanos”.
Según Eductrade, el “consorcio” en el que participa en México logró con la
Secretaría de Salud “suministrar” servicios para la construcción de 37 mil 500
metros cuadrados -del HRAEI- en cuatro plantas de altura;
una inversión de 75 millones de Euros, de los cuales 25 son de equipamiento
médico; una concesión -de explotación-, por 25 años, que incluye la reposición,
mantenimiento de equipos y prestación de servicios no asistenciales…”
La triste verdad es que según Eductrade, el banco nacional mexicano
Banobras, financió el 80 por ciento del proyecto al consorcio y entre los tres
socios del consorcio sólo invirtieron el 20 por ciento del costo total…, la
corrupción perfecta, pues. De 2009 a 2032, los “pobres mexicanos” tendrán que
pagar 288 millones de Euros, aunque según DOIHI, la pena se extenderá hasta el
2035…
En pocas palabras, de los mil 360 millones del costo
original del proyecto, Banobras financió casi mil 100 millones y aún así, para
aspirar a una atención en salud de mediocre calidad, los pobres mexicanos
“pobres” tendrán que pagar poco más de 5 mil 200 millones de pesos a este
consorcio hasta el año 2035…
Información enviada por Graciela Soria