JUAN LÁZARO SANTIAGO
Gustavo Hernández Flores, es un estudiante de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México ( UNAM), tienes 26 años y hace 5, ingresó a la organización Antorcha Campesina, con el supuesto de que ayudaba a la gente pobre, pero al estar dentro de esa agrupación priista se dio cuenta de que no es así.
“Se dicen defensores de los que menos tiene y apoyan justamente a los
verdugos de esas personas, principalmente al PRI”, expresó.
Ellos, los dirigentes de Antorcha, hacen un equivocado análisis de la
sociedad, son incongruentes, tienen una disciplina férrea y te obligan a
aceptar como un canon religioso lo que dicen sus líderes.
Te quitan el espíritu crítico de análisis y te impiden comprobarlo con la práctica.
“Uno no puede estar con el pueblo y estar con el PRI, uno no puede
estar con los pobres y estar con los que los han empobrecido. Esa es una
contradicción lógica”, dijo Gustavo Hernández, ex responsable
antorchista en Lomas de San Sebastián, en el municipio de Los Reyes La
Paz.
Gustavo Hernández, por convicción propia, decidió abandonar las filas
del antorchismo por sus incongruencias políticas, y se incorporó al
partido Morena de Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, Antorcha lo consideró un enemigo, un traidor y planeó la forma de perjudicarlo políticamente, de aniquilarlo.
El 19 de abril, Gustavo ya estaba integrado a una brigada de Morena,
pero 150 antorchistas lo acorralaron y mantuvieron secuestrado junto a
15 personas en el interior de un cuarto durante cuatro horas, en una
zona irregular de Chimalhuacán conocida como la Palma.
La policía municipal antorchista de Chimalhuacán llegó, pero no a
rescatar a los brigadistas de Morena, atosigados por provocadores de
Antorcha, no, entraron solo a sacar a Gustavo, para llevárselo a una
bodega.
Ahí, de acuerdo al testimonio de la víctima, se lo llevaron 5
policías municipales que lo golpearon, torturaron y amenazaron, para que
revelara los nombres de los principales líderes de Morena.
En esa bodega lo tuvieron dos horas, para después subirlo a un auto
particular y posteriormente pasarlo a una patrulla municipal de
Chimalhuacán, en la que lo llevaron al centro de justicia de ese
municipio.
A Gustavo Hernández Flores le inventaron robo con violencia, con arma de fuego y todo.
La parte acusadora fue Gerardo Ramírez Alcántara, encargado de
Antorcha en el asentamiento irregular de La Palma, ejido de Santa María
Chimalhuacán, quien acusó a Gustavo, de que le robo su celular.
Los policías antorchistas obligaron a Gustavo a coger una arma para que imprimiera sus huellas digitales.
La orden de aniquilar políticamente a Gustavo Hernández fue de la
dirigencia estatal de Antorcha cuya cabeza es J
esús Tolentino Román
Bojórquez y de las autoridades municipales de Chimalhuacán a cargo de
Rosalba Pineda Ramírez.
Ellos no perdonan a los que se van de su organización, y muchos menos, que hagan trabajo político en sus zonas controladas.
Gustavo Hernández aseguró que los líderes antorchistas no están
seguros de sus dominios por eso infunden miedo y terror a sus
opositores.
“Eso demuestra que tienen miedo que no están seguras ni de sus propias bases”, estableció el ex antorchista.
PARA EL ARCHIVO…
Y las palabras de Gustavo Hernández se volvieron realidad, este día,
los principales líderes de Antorcha se reunieron con Alfredo del Mazo
Maza, unos de “los verdugos” que mantienen en la pobreza a millones de
personas.
Alfredo es parte de la familia en el poder, del grupo Atlacomulco,
cuyos negocios son multimillonarios como las autopistas privadas, entre
ellos el Circuito Exterior Mexiquense.
Los principales líderes de Antorcha también son millonarios con los negocios que han hecho al amparo del poder.
Los pobres, son solo votos que necesitan Alfredo y los líderes
antorchistas, para seguir manteniéndose en el poder. Los pobres seguirán
siendo pobres para seguir cautivos por el resto de sus vidas con los
señuelos de la tarjeta del salario rosa, la despensa o el tinaco.
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