uan M. Guazon Vega compartió una publicación
La policía de Tránsito en el Estado de México, se ha convertido en un auténtico infierno
de corrupción, donde las mujeres policías de tránsito se han ganado la
fama de gandayas y abusivas, en especial Miriam Calderón Gómez, La Pigui
y Jazmín Solís de la O.
En los 125 municipios las uniformadas han sembrado su ley de abuso y prepotencia. El gobierno de Alfredo del Mazo se muestra ignorante o encubridor, mientras que miles de automovilistas han sido multados de manera abusiva por presuntas violaciones al reglamento de tránsito.
Hasta el momento ni la Contraloría interna de la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM), ni la Inspección General de las Instituciones de Seguridad Pública (IGISPEM), ni la Fiscalía Anticorrupción han tomado cartas en el asunto, lo que pone de relieve el algo grado de corrupción que priva entre estas dependencias y altos mandos de la policía de tránsito, conformada cien por ciento por mujeres.
Cabe recordar que, en el gobierno de Eruviel Ávila Villegas, éste presumió que las mujeres policías de tránsito (333 uniformadas hoy en día), serían parte de una estrategia para acabar con la corrupción y el abuso en contra de automovilistas, donde los policías de tránsito hombres habían encontrado una mina de oro.
La intensión de Eruviel Ávila falló, como todos estos programas que van en contra de la corrupción y, sólo se anuncian como atolito con el dedo, porque, finalmente todo sigue igual o peor. Concluyó la administración de Eruviel, inició la de Alfredo del Mazo y, la corrupción sigue peor.
Actualmente existe una directora de la Policía de Tránsito que es la inspectora Albina Menchaca Gerónimo, una mujer policía con varios años de experiencia en la policía estatal, pero quien no ha podido meter orden en lo que se refiere a la corrupción y el abuso. Sobre todo, en los once agrupamientos que tiene distribuidos en la entidad mexiquense, como son, Toluca, Ixtapan, Valle de Bravo, Atlacomulco, Jilotepec, Metropolitano, Valle Cuautitlán, Ecatepec, Texcoco, Volcanes y principalmente Oriente, donde la corrupción y los abusos continúan galopantes ante la complacencia y complicidad de Claudia Virginia Martínez Hernández, jefa de Servicios del citado agrupamiento.
Ejemplo de todo esto ocurrió la tarde del pasado sábado 2 de marzo, cuando las policías Miriam Calderón Gómez, La Pigui y Jazmín Solís de la O, tripulantes de la patrulla 8796, detuvieron al conductor de una camioneta Chevrolet, modelo 1994, color rojo, placas KW-70-609 del Estado de México.
Según el conductor Alejandro Hernández Flores, la policía identificada como “La Pigui” se paró a medio arroyo vehicular haciendo señas para que se orillara. Al bajar de su unidad, el ciudadano preguntó el motivo y le informaron que se trataba de un operativo. Le exigieron los documentos, los cuales mostró y todo estaba en regla.
Si más ni más, las uniformadas de manera violenta le dijeron que tenía que “entrarle “con 500 pesos, al oponerse el conductor, las mujeres policías lo amedrentaron, le tomaron fotos y, como vieron que no había dinero, lo dejaron ir, ante la intervención de otros policías estatales quienes al percatarse de que la discusión subía de tono, optaron por suavizar las cosas.
Este abuso de autoridad ocurrió en la avenida Pantitlán entre Oriente 21 y Oriente 22, en la colonia Reforma, donde las uniformadas ya tenían una hilera de vehículos a cuyos conductores también pretendían aplicarles su ley de corrupción: la mordida.
Cabe destacar que el reglamento de Tránsito del Edomex en su artículo 14, precisa que en el ejercicio de sus funciones las agentes de tránsito están facultadas para: I Expedir la multa -documento impreso- en el que consta la causa de la infracción y la sanción, por violación a los ordenamientos de tránsito y demás disposiciones de observación general, absteniendose de amedrentar, extorsionar, injuriar, amenazar o denigrar al infractor, haciéndole entrega con respeto y de buen modo, de la infracción”.
Ojalá la inspectora Albina Menchaca Gerónimo tome cartas en el asunto y sancione severamente los abusos que vienen cometiendo las policías Miriam Calderón Gómez, La Pigui y Jazmín Solís de la O, ambas solapadas por Claudia Virginia Martínez Hernández, jefa de Servicios del Agrupamiento de Tránsito Oriente, la cual, a través de dádivas les da manga ancha para robar.
En los 125 municipios las uniformadas han sembrado su ley de abuso y prepotencia. El gobierno de Alfredo del Mazo se muestra ignorante o encubridor, mientras que miles de automovilistas han sido multados de manera abusiva por presuntas violaciones al reglamento de tránsito.
Hasta el momento ni la Contraloría interna de la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM), ni la Inspección General de las Instituciones de Seguridad Pública (IGISPEM), ni la Fiscalía Anticorrupción han tomado cartas en el asunto, lo que pone de relieve el algo grado de corrupción que priva entre estas dependencias y altos mandos de la policía de tránsito, conformada cien por ciento por mujeres.
Cabe recordar que, en el gobierno de Eruviel Ávila Villegas, éste presumió que las mujeres policías de tránsito (333 uniformadas hoy en día), serían parte de una estrategia para acabar con la corrupción y el abuso en contra de automovilistas, donde los policías de tránsito hombres habían encontrado una mina de oro.
La intensión de Eruviel Ávila falló, como todos estos programas que van en contra de la corrupción y, sólo se anuncian como atolito con el dedo, porque, finalmente todo sigue igual o peor. Concluyó la administración de Eruviel, inició la de Alfredo del Mazo y, la corrupción sigue peor.
Actualmente existe una directora de la Policía de Tránsito que es la inspectora Albina Menchaca Gerónimo, una mujer policía con varios años de experiencia en la policía estatal, pero quien no ha podido meter orden en lo que se refiere a la corrupción y el abuso. Sobre todo, en los once agrupamientos que tiene distribuidos en la entidad mexiquense, como son, Toluca, Ixtapan, Valle de Bravo, Atlacomulco, Jilotepec, Metropolitano, Valle Cuautitlán, Ecatepec, Texcoco, Volcanes y principalmente Oriente, donde la corrupción y los abusos continúan galopantes ante la complacencia y complicidad de Claudia Virginia Martínez Hernández, jefa de Servicios del citado agrupamiento.
Ejemplo de todo esto ocurrió la tarde del pasado sábado 2 de marzo, cuando las policías Miriam Calderón Gómez, La Pigui y Jazmín Solís de la O, tripulantes de la patrulla 8796, detuvieron al conductor de una camioneta Chevrolet, modelo 1994, color rojo, placas KW-70-609 del Estado de México.
Según el conductor Alejandro Hernández Flores, la policía identificada como “La Pigui” se paró a medio arroyo vehicular haciendo señas para que se orillara. Al bajar de su unidad, el ciudadano preguntó el motivo y le informaron que se trataba de un operativo. Le exigieron los documentos, los cuales mostró y todo estaba en regla.
Si más ni más, las uniformadas de manera violenta le dijeron que tenía que “entrarle “con 500 pesos, al oponerse el conductor, las mujeres policías lo amedrentaron, le tomaron fotos y, como vieron que no había dinero, lo dejaron ir, ante la intervención de otros policías estatales quienes al percatarse de que la discusión subía de tono, optaron por suavizar las cosas.
Este abuso de autoridad ocurrió en la avenida Pantitlán entre Oriente 21 y Oriente 22, en la colonia Reforma, donde las uniformadas ya tenían una hilera de vehículos a cuyos conductores también pretendían aplicarles su ley de corrupción: la mordida.
Cabe destacar que el reglamento de Tránsito del Edomex en su artículo 14, precisa que en el ejercicio de sus funciones las agentes de tránsito están facultadas para: I Expedir la multa -documento impreso- en el que consta la causa de la infracción y la sanción, por violación a los ordenamientos de tránsito y demás disposiciones de observación general, absteniendose de amedrentar, extorsionar, injuriar, amenazar o denigrar al infractor, haciéndole entrega con respeto y de buen modo, de la infracción”.
Ojalá la inspectora Albina Menchaca Gerónimo tome cartas en el asunto y sancione severamente los abusos que vienen cometiendo las policías Miriam Calderón Gómez, La Pigui y Jazmín Solís de la O, ambas solapadas por Claudia Virginia Martínez Hernández, jefa de Servicios del Agrupamiento de Tránsito Oriente, la cual, a través de dádivas les da manga ancha para robar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario