WASHINGTON (AP).- Jakelin tenía solo 7 años de edad cuando las autoridades estadounidenses la detuvieron junto a su padre y otros migrantes a principios de este mes en una zona remota del desierto de Nuevo México. Siete horas después, abordaba un colectivo rumbo a la estación más cercana de la Patrulla Fronteriza, pero pronto comenzó a vomitar. Hacia el final de las dos horas de camino, había dejado de respirar.
Por estas horas se intenta determinar qué paso con Jakelin Amei
Rosemery Caal Maquin, su nombre completo, los últimos dos días hasta su
muerte.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus
iniciales en inglés), la niña parecía saludable al ser detenida y no
mostró indicios de problemas durante una entrevista en la noche del
jueves 6 de diciembre.
Su padre, que hablaba español, firmó un formulario en el que indicaba
que la pequeña no tenía problemas de salud, afirman las autoridades,
aunque anoche un funcionario guatemalteco dijo que el idioma nativo de
la familia es un dialecto maya.
La detención y una noche en el refugio
Solo había cuatro agentes procesando a los 163 migrantes, entre los
que se encontraban 50 menores sin compañía de un adulto, y un solo
colectivo para llevarlos a la estación más cercana, ubicada a 151
kilómetros de distancia. Apegándose a los protocolos, los agentes no
detectaron problemas hasta que fue demasiado tarde.
La niña y su padre, Nery Gilberto Caal Cuz, de 29 años de edad,
fueron detenidos junto con el numeroso grupo cerca del cruce fronterizo
de Antelope Wells alrededor de las 21.15 de la noche del 6 de diciembre.
La zona remota y montañosa alberga pueblos fantasma y edificios
abandonados de la época del Viejo Oeste. No tiene servicio de telefonía
celular y cuenta con pocos caminos. El puerto oficial de entrada tiene
poca actividad durante su horario de 10 a 16 y la temperatura apenas
superaba los cero grados la noche de la detención.
El grupo fue derivado a una de las 17 bases de operación en Arizona,
Nuevo México y Texas, instalaciones austeras construidas en años
recientes para incrementar la presencia de autoridades federales en
zonas extremadamente remotas. Los agentes viven ahí y trabajan en tareas
semanales, debido a que conducir diariamente hasta ahí desde sus
estaciones les tomaría demasiado tiempo.
Jakelin y su padre estuvieron detenidos en la instalación, con agua y alimentos, pero sin asistencia médica.
Arrestar a grupos tan numerosos crea problemas logísticos para los
agentes, que deben esperar la llegada de las camionetas de transporte
equipadas con asientos para bebé para llevar a los migrantes a las
instalaciones de procesamiento, algunas de las cuales se encuentran
lejos de la frontera.
Solo hay un ómnibus para el transporte de migrantes desde esa zona
hacia la base en Lordsburg y, apegándose al protocolo, los otros menores
ocuparon el primer autobús mientras Jakelin y su padre esperaban. Así
fue que pasó la madrugada en el precario refugio.
Las peores horas
El padre y la hija no abordaron el ómnibus sino hasta las 4.30 de la
mañana del viernes 7. La chica comenzó a vomitar media hora después de
salir. El micro continuó con su recorrido porque, aseguraron, era
imposible recibir atención médica en la zona en la que estaban y
solicitó por radio la presencia de personal de emergencias en Lordsburg.
Cuando llegaron, a las 6.30, la pequeña ya no respiraba.
El personal de emergencia la reanimó y fue trasladada en helicóptero a
un hospital de El Paso, Texas, mientras que su padre fue llevado en
auto. Allí fue tratada y estabilizada.
Sin embargo, la niña falleció alrededor de las 12.30 del mediodía del
sábado 8 de diciembre. Las autoridades indicaron que tenía una
inflamación cerebral e insuficiencia hepática. Se programó una autopsia
para determinar la causa de muerte. Los resultados podrían tardar varias
semanas.
Las dudas
Funcionarios consulares de Guatemala dijeron que hablaron con el
padre, quien estaba sumamente alterado. Tekandi Paniagua, el cónsul de
Guatemala en Del Rio, Texas, dijo que el idioma nativo de la familia era
quiché, un dialecto maya que se habla en la sierra guatemalteca.
El padre de la niña se encuentra en Annunciation House, un albergue
para inmigrantes en El Paso, dijo su director Rubén García. Indicó que
Nery Caal no está haciendo declaraciones a los periodistas, pero que ya
tiene un abogado. El grupo planeaba ofrecer una conferencia de prensa
hoy, pero García dijo que el padre no estaría presente.
"Una niña de siete años no debería morir de deshidratación y shock
bajo custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza", tuiteó
el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer. El
inspector general del Departamento de Seguridad Nacional abrió una
investigación, y los líderes en el Congreso prometieron que iniciarán
otra.
Repercusiones y contexto
El vocero de la Casa Blanca Hogan Gidley describió la muerte de
Jackeline como una "situación trágica y horrenda" y pidió "leyes de
sentido común que desalienten a las personas de viajar a la frontera" y
cruzar ilegalmente. Otros, sin embargo, se centraron en cómo se debe
tratar a los migrantes una vez que cruzan la frontera, y cuestionan la
agresividad contra los migrantes.
Los arrestos en la zona están en
aumento desde mitad de año. En noviembre hubo 51.001 detenciones -la
cifra más alta en la era del presidente Donald Trump - y más de la mitad viajaban en familia o eran menores sin compañía de un adulto.
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