Por Ernesto Partida Pedroza
Se ha dicho una y otra vez que Andrés Manuel López Obrador es un alma pura y casi un santo. Eso no es posible, los santos solo se encuentran en los monasterios en donde no es posible que se contaminen de las perversidades de los seres humanos comunes y corrientes.
Toda persona que se introduce en las actividades políticas es muy probable que ya se haya contaminado de las actividades insanas de los políticos.
López Obrador ha dicho una y otra vez que él no miente, no roba y ha traicionado a nadie.
A todo lo largo de su vida pública ha pronunciado muchas mentiras, muchas de ellas aparentemente insignificantes, pero en el terreno de la política cada pequeña mentira es trascendente.
Ha repetido una y otra vez que no es un obsesionado por el poder, perdió la elección en el 2006 y como no tuvo el poder real, se auto nombró “presidente legitimo”, bueno, esta bien, lo nombraron los que estaban en la asamblea del Zócalo.
Durante todo el sexenio anduvo predicando el odio al “espurio”, al “usurpador”, al “pelele”, a la mafia que le robo la presidencia y de repente nos habla de la “república amorosa” y los políticos de los otros partidos lo invitan a firmar el pacto de civilidad en el que se comprometen a respetar el resultado de las elecciones, lo firma y como los resultados no le favorecieron de inmediato desconoció el resultado.
¿Acaso eso no es tener una profunda obsesión por el poder?
Lo ha demostrado una y mil veces que tiene obsesión por el poder.
Dice que no traiciona, por supuesto que ha traicionado a muchos, el ejemplo más palpable es al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas.
Dice que no roba, es muy probable que no tenga las grandes fortunas que suelen robar los priistas, pero solo tengo una duda, ¿de que se ha mantenido en los últimos años si no tiene un trabajo formal?
Ha respondido que el pueblo le ayuda, muy bien, ¿y que le ha dado al pueblo a cambio de esa ayuda? ¿Qué aportación ha hecho a los pobres de este país por los que dice estar muy interesado?
Ciertamente no ha robado las grandes fortunas, pero si le ha robado al pueblo la tranquilidad y la esperanza de un México mejor.
¿Qué le espera a López Obrador en los próximos seis años?
Es muy difícil que el tribunal electoral le conceda la razón, además los medios de comunicación van a actuar contra él, pero no solo ellos, también actuarán los grandes empresarios y el pueblo que dice seguirlo pronto se cansará.
Es posible que tengamos otro sexenio mas en que no se hagan los cambios necesarios para salir adelante por la lucha entre todos los políticos para llegar al poder.
Los dos sexenios panistas fueron muy tolerantes, es muy probable que el “nuevo PRI” no lo sea y nuevamente haga lo que sabe hacer, desaparecer a los disidentes, es algo que la mayor parte de los mexicanos hemos olvidado.
Si López Obrador hubiera aceptado la derrota en el 2006, hoy fuera el presidente electo.
Por supuesto, si hubiera trabajado en organizar al pueblo para acceder a la riqueza, a la seguridad y a la educación de calidad.
Creo MORENA no para ayudar al pueblo, sino para que lo llevara al poder.
Si quiere llegar al poder para el 2018, es recomendable que se convierta en el líder del pueblo para impulsar las reformas para sacar a México de la pobreza, de la corrupción y de la inseguridad.
No parece dar indicios de aceptar la derrota y por lo visto, tendríamos nuevamente un sexenio de conflictos, aunque Peña Nieto no es Calderón, el primero se inclinará por mayor represión.
La presidencia no es la única posición desde la cual se puede ayudar al pueblo de México.
Desde la sociedad civil se puede hacer.
Esos casi 16 millones de votos que conquistó en las urnas los debe convertir en apoyo para las causas del pueblo.
No hacerlo, sería una traición más al pueblo de México.
La solución a los grandes problemas de México no está en que llegue uno u otra persona a Los Pinos, está en el esfuerzo personal que cada quien haga para salir de los múltiples problemas que tenemos como individuos y como sociedad.
Dejemos de poner la esperanza de nuestro futuro en un hombre o una mujer, mejor pongámosla en nosotros mismos.
Abandonemos la lucha de impedir que llegue uno al poder para poner a otro, en su lugar, luchemos por crear las instituciones ciudadanas.
Ponernos la camiseta de un partido es ponernos una venda en los ojos.
1 comentario:
Entonces sugieres que lo más recomendable sería quedarse de agachon y dejar que los medios nos sigan viendo la cara de sus pen...
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